Desde tiempos inmemoriales, los dragones han sido un recurso de la fantasía que ha fascinado tanto a los autores como a la audiencia… no por nada, criaturas que imponen semejante presencia pueden darle la cuerda necesaria a los guionistas para atar a los asientos a sus lectores. Ya sea concediendo deseos que devuelven a la vida a personajes queridos o nadando por los cielos como el bueno de Fújur, es innegable que si son bien usados enriquecen las obras que surcan. ¿Es posible introducir a estos seres en cualquier sitio? Obviamente no, pero eso no quita que las posibilidades sean inmensas. Prueba de ello es el juego que analizamos a lo largo del texto que tenéis delante, Shining Resonance Refrain, un título que no dudó en atreverse a crear una trama que entrelaza a los dragones y a la música en su núcleo.
La paz antes de la tormenta
Hace mucho, mucho tiempo, en una isla llamada Alfheim, vivían en armonía los dragones y los grandes elfos. Los elfos se comunicaban con sus enormes aliados a través de las místicas «Rune Songs». Por aquel entonces gozaban de una valiosa paz que acabó por marchitarse por culpa de Deus, un ente más fuerte que cualquier dragón que buscó construir un nuevo mundo encima del viejo. Este suceso dividió a la raza de los elfos en dos bandos, los que apoyaban a Deus y los que no, creándose así una guerra de grandes dimensiones en toda Alfheim que duró siglos y que finalizó con el sacrificio de los dragones para sellar a Deus. A dicha guerra la bautizaron con el nombre de «Ragnarok».
Trascurrieron los años y con ellos la vida allí recuperó brillo, lo que provocó que siguiendo esos destellos llegaran inmigrantes, los humanos. Estos fundaron el reino de Astoria y extendieron sus dominios por las tierras de Alfheim. Para su desgracia, la prosperidad solo les duró una década, dado que el poderoso Imperio de Lombardian comenzó una invasión que fue acompañada de ríos de sangre.
La fuerza que enfrentaba era abrumadora y, en consecuencia, perdió territorios hasta el punto de que el Imperio de Lombardian se hizo con el control; pero gracias al apoyo militar de Wellant, el reino de los elfos, no llegó a desaparecer y detuvo la conquista. Astoria todavía tenía un as bajo la manga, los «Dragoneers». «Dragoneer» es la denominación que recibe un guerrero que es elegido por una «Armonic» y las «Armonics» son una serie de instrumentos que el «Shining Dragon» forjó con su propio cuerpo para que los mortales tocaran las «Rune Songs».
Los dragones se extinguieron en el Ragnarok, sin embargo, la alma de uno de ellos todavía prevalece en el interior de un joven llamado Yuma, la alma del mismísimo «Shining Dragon». El chico en cuestión fue aprisionado por el Imperio y obligado a pasar por experimentos en contra de su voluntad hasta que Sonia, princesa de Astoria, le sacó de su celda. Después de escapar, le debe un favor muy grande a sus rescatadores, lo que deja una pregunta en el aire: ¿Yuma y sus amigos son capaces de liberar a Astoria de la opresión que la acorrala?
Hecha la introducción al lore, toca abarcar qué nos pareció al final: la historia tiene algún que otro cliché que en ocasiones la vuelve predecible, sobre todo para la gente que es asidua a ver anime; aunque en términos generales resultó ser interesante el vínculo que formaron entre los dragones y la música, y lograron que mantuviéramos cierto interés en todo momento. Peca en tener bastantes NPC sin ni una sola línea de texto y en poseer situaciones en las que los personajes toman decisiones sin mucho sentido (no entramos en detalles porque los spoilers no son del agrado de nadie).
La campaña de Shining Resonance Refrain tiene una duración media que oscila entre las 40 y las 60 horas, que se pueden ampliar con los eventos extra del «Event Album» del grimorio de Alfriede, coleccionando las figuras de la «Lucky Egg» y las que dropean los monstruos o sacando todos los finales. Por otro lado, avisamos de que el juego está en perfecto inglés y tiene bastantes textos que leer. Eso sí, no llega a ser un inglés complicado, por lo que no es nada que no pueda arreglar un diccionario.
El dragón que brilla con una canción
Como ya os comentamos en nuestras impresiones, estamos ante un action RPG que durante sus primeros compases tiene una jugabilidad que recuerda a la ya vista en franquicias como Tales of, no obstante, va ganando capas de profundidad con el pasar de las horas. Al igual que en la demo, existen 2 clases de ataques: los normales que consumen AP y las “Force Abilities” que hacen uso de los MP y pueden ser desde técnicas potentes hasta hechizos curativos. Los ataques normales, se dividen en dos: el standard que se ejecuta con la «A» y el “Break Attack” que tiene lugar cuando le das a la «X». Mientras que el ataque estándar es más dañino, el “Break Attack” está enfocado en que el adversario se quede temporalmente indefenso y sus defensas bajen. La plantilla completa de enemigos tiene algún momento en los que son susceptibles a ver sus defensas rotas y descubrir sus puntos débiles da una gran ventaja en batalla. Por ejemplo: hay quienes son frágiles cuando conjuran un hechizo y existen otros que al protegerse se quedan vendidos contra este tipo de ofensivas.
A la hora de mejorar la longevidad de los personajes hay varias vías: la primera es esquivando las arremetidas enemigas con un dash pulsando la «B», la segunda reduciendo los daños con el escudo que se levanta con la «Y» y la tercera se resume en subir tus defensas o bajar el ataque del adversario con objetos y hechizos. Si echamos en falta algo fue la capacidad de saltar, ya no solo para tener opciones adicionales para evitar ataques sino por los pequeños desniveles que cortan el paso en los recorridos de un escenario. Es frustrante ver cómo el protagonista es incapaz de dar un brinco de unos centímetros que ahorre rodeos innecesarios. Y puestos a hablar de cosas tediosas, tenemos la ausencia del viaje rápido, lo que desemboca en caminatas insustanciales de una punta a otra del mapa o el hecho de que solo los personajes que están en el escuadrón principal suben de nivel.
Yuma es capaz de transformarse en dragón con la combinación «L + R». En ese estado deja de consumir AP y los MP van decreciendo poco a poco. Si los MP bajan demasiado, pierde el control del «Shining Dragon» y pasa a estar en modo «berserk» (ataca a aliados y a enemigos). ¿Se puede salir de esa situación desfavorable? Sí, aquí es donde entran juego las sesiones «B.A.N.D.» (Battle Anthem of the Noble Dragons): las mismas se activan presionando «R» durante un combate y dependiendo del personaje que esté en el centro de la actuación así como de la canción elegida, ocurren efectos que benefician al jugador o que perjudican a los rivales. Durante una sesión «B.A.N.D.», el «Shining Dragon» es capaz de romper las defensas enemigas sin usar «Break Attacks» y además deja de estar la posibilidad de que Yuma entre en modo «berserk». Estos lapsos musicales no son infinitos, van ligados a una barra de BPM (Battle Performance Mana). Como es evidente, sin el suficiente «BPM» no se pueden realizar. Dicha barra desciende cuando hay una «B.A.N.D.» en curso y una vez se acaba, tanto la música como sus efectos desaparecen.
Las relaciones son muy relevantes en Shining Resonance Refrain, puesto que los desarrolladores invirtieron esfuerzos en confeccionar una faceta de simulador de citas. Y no, no es broma, se pueden crear relaciones amorosas tras completar el suficiente número de «date events». Cuando estás en un campamento (ubicaciones específicas de algunos escenarios para descansar) o en la capital, puedes invitar a tener una charla nocturna a cualquier integrante del grupo. Con cada una de esas conversaciones la relación de Yuma y su acompañante crece, habiendo ocasiones en las que te piden una cita. Estas citas, además de para el fanservice de los jugadores, sirven para conocer nueva información de los personajes y obtener «traits» útiles al luchar. Se sabe que las «rutas» finiquitan en el momento en el que después de un «date event» se desbloquea un «trait de corazón». Luego del «final de ruta» está el epílogo con ese chico o chica, así como los eventos extra del grimorio de Alfriede. Una cosa que debemos advertir es que no existen limitaciones en cuanto al número de «date events» o charlas nocturnas que tiene un personaje. Esto se traduce en que se pueden repetir diálogos vistos con anterioridad.
Además de los objetos y las «B.A.N.D.» vimos dos factores que pueden cambiar el curso de los enfrentamientos: los «traits» y los «aspects». A partir de cierto momento de la aventura, el menú de pausa da acceso al «Bond Diagram», el lugar en el que se cambian los «traits». ¿Cuál es la función de los «traits»? Cada personaje tiene un «trait» asignado que define el vínculo que comparte con sus camaradas durante un duelo. Los «traits» están ligados a un tipo de «Resonance», que viene siendo la clásica acción de apoyo entre individuos (curaciones, ataques, problemas de estado, buffos y debuffos). Estos también suben de nivel y mejoran la calidad de su «Resonance». Los «aspects», por su parte, son potenciadores que se equipan en las armas y mejoran los atributos del portador o le otorgan habilidades especiales: salud, ataque, menos presencia para los enemigos, etc. No se pueden poner dos unidades de «aspects» idénticas, pero los «aspects» que favorecen lo mismo en una mayor o menor medida, son combinables. Es decir, es posible llevar «Vital» (+10% de HP) y «Giga Vital» (+15% de HP).
El framerate de Shining Resonance Refrain está fijado en 30 fps y suele ser estable. En peleas en las que están implicados muchos enemigos o en zonas grandes pueden haber caídas y, por raro que suene, sufrimos más ralentizaciones en el dock que en el modo portátil. ¿Son caídas drásticas? No, la mayoría de las veces son momentáneas y las disputas contra dragones o seres grandes están bien pulidas. Lo malo del ámbito técnico es que abusa del popping y de las pantallas de carga. ¿Cómo va de dificultad? Al principio te dejan escoger entre el «Original Mode» y el «Refrain Mode», ambos ofrecen el mismo desafío con la particularidad de que en el nuevo modo se añaden dos personajes jugables, Excella y Jinas (es recomendable jugar primero al original por temas de la trama). Luego se selecciona una de las 2 dificultades: la casual, enfocada a las personas que solo quieren ver la historia y la standard. La segunda alternativa empieza siendo sencilla y acaba volviéndose algo desafiante cuando los enemigos comienzan a hacer un mejor uso de los problemas de estado. Con levear un rato y dar indicaciones adecuadas a los compañeros, es suficiente para afrontar esta travesía.
Los que jugarais la versión de prueba, recordaréis con curiosidad la posibilidad de inhabilitar a «Fromage» en el menú de opciones, ¿qué pintaba un queso ahí? La verdad es que no tiene nada de producto lácteo, es un pájaro que acompaña a los protagonistas y los guía en sus contiendas. Ya solo falta describir las misiones para cerrar el apartado jugable, hay dos tipos: las principales que dependen de las circunstancias de la historia y las complementarias, que son quests alternativas centradas casi siempre en la recolección o en la caza.
El noble arte de la música
Contando con el equipo de Elements Garden, con voces del calibre de Nana Mizuki, de Saori Hayami o de Asami Seto y siendo este un título donde la música afecta a la propia jugabilidad, era de esperarse que saliera de aquí una buena joya y efectivamente, la banda sonora es, a nuestro parecer, lo mejor de Shining Resonance Refrain. Lo mismo puede saltar de una balada a un tema de rock, para luego dar paso a una pieza realizada en una caja de música. Variedad no le falta a su repertorio, ni calidad tampoco. No son pocas las veces que soltamos el mando en la mesa con el único propósito de dejar que las melodías fluyeran sin conversaciones que se superpusieran a las notas.
Hablando de las conversaciones, las importantes están narradas y las secundarias no. ¿Es mejor el doblaje inglés o el japonés? No podemos responder con certeza a la pregunta porque las voces japonesas se deben descargar aparte en la Nintendo eShop y en el momento en el que escribimos esto no estaban disponibles. Pese a que el doblaje anglosajón es decente y fiel a los textos que salen en pantalla, imaginamos que el original es mejor. Las canciones se cantan en el idioma del país del punto rojo y quieras que no, es chocante que le cambie de pronto la voz a un personaje.
El visual del videojuego deja un sabor agridulce. Las alteraciones meteorológicas dan enfoques variopintos a los escenarios y los modelados de los principales miembros del elenco están elaborados, pero tienen la clásica picaresca japonesa muy presente. Sonia y el escote en medio de una armadura que se supone que está ahí para salvarle la vida o Rinna, que por culpa de sus prendas deja ver con excesiva facilidad la ropa interior, son claras muestras de esto. De igual forma, observamos que no pensaron en hacer que los NPC se refugien cuando llueve, que algunos monstruos reciclan modelos 3D con cambios de color que solo dan pie a pequeñas variaciones y que cosas con poca relevancia se quedan más descuidadas: perros con aspectos cuadrados, paredes invisibles que no deberían existir, briznas de hierba pixeladas, etc. A pesar de que la opción portable no luce mal, el modo dock sale ganando gráficamente.
Shining Resonance Refrain, un action RPG que vuelve a iluminar el género en Nintendo Switch
Shining Resonance Refrain es una remasterización del original de PlayStation 3 visto solo en Japón, que pese a incluir todos los DLC no llega a Occidente por primera vez tan pulido como esperamos, pues las caídas de fps ocasionales o su poca atención en ciertos detalles empañan la experiencia. Aun así no deja de ser un action RPG con una premisa curiosa, un precio competente, una duración bastante decente y una banda sonora maravillosa. Si no te asusta el inglés, es una compra que merece la pena.
Hemos podido realizar este análisis mediante una copia digital de Shining Resonance Refrain cedida por Koch Media.
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